A LA LUNA Op. 18 (1906)

(An der Mond)

Música de Hans Erich Pfitzner (1869 - 1949)

Texto de Johann Wolfgang Goethe (1749 - 1832)

 

Füllest wieder Busch und Tal                    
Still mit Nebelglanz,
Lösest endlich auch einmal
Meine Seele ganz.

Breitest über mein Gefild
Lindernd deinem Blick,
Wie des Freundes Auge mild
Über mein Geschick.

Jeden Nachklang fühlt mein Herz
Froh und trüber Zeit,
Wandle zwischen Freud und Schmerz
In der Einsamkeit.

Fließe, fließe, lieber Fluß!
Nimmer werd ich froh;
So verrauschte Scherz und Kuß,
Und die Treue so.

Ich besaß es doch einmal,
Was so köstlich ist!
Daß man doch zu seiner Qual
Nimmer es vergißt.

Rausche, Fluß, das Tal entlang,
Ohne Rast und Ruh,
Rausche, flüstre meinem Sang
Melodien zu,

Wenn du in der Winternacht
Wütend überschwillst,
Oder um die Frühlingspracht
Junger Knospen quillst.

Selig, wer sich vor der Welt
Ohne Haß verschließt,
Einen Freund am Busen hält
Und mit dem genießt,

Was, von Menschen nicht gewußt
Oder nicht bedacht,
Durch das Labyrinth der Brust
Wandelt in der Nacht.



De nuevo tú llenas bosques y valles,
en silencio, con el brillo de la niebla,
y por fin liberas mi alma
se siente liberada.

Posas sobre mí
tu mirada reconfortante,
como la dulce mirada del amigo
que vela por mi destino.

Mi corazón siente el eco
de los tiempos tristes y alegres;
así camino entre la alegría y el dolor
en soledad.

¡Fluye, fluye, río amado!
Nunca más estaré alegre.
Se acabaron las bromas y los besos
y también la fidelidad.

¡Pero una vez tuve
un bien precioso!
¡Que a pesar del sufrimiento, 
nunca se olvida!

¡Murmura, río, a través del valle,
sin descansar murmura, 
susurra melodías
para mis canciones!

Cuando en las noches de invierno
te desbordas con furia,
o cuando brotas en primavera alrededor 
del esplendor de los nuevos capullos.

Dichoso quien se retira del mundo
sin odio,
se abraza a un amigo
y con comparte con él.

Lo que los hombres no saben,
o no aprecian,
atraviesa por la noche oscura
el laberinto del pecho.



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Simón Nevado 2001